Una Jornada de Luz, Fe y Ternura en el Corazón de la Iglesia: Jubileo de las Familias y 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

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Bajo un cielo limpio y un aire cargado de emoción, la Plaza de San Pedro se transformó este domingo en un verdadero hogar para miles de familias provenientes de todos los rincones del mundo. Más de 45.000 personas —abuelos, padres, madres, hijos y nietos— se dieron cita para participar en el Jubileo de las Familias, celebrado en la Solemnidad de la Ascensión del Señor y en el marco de la 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

El Sucesor de Pedro, el Papa León XIV, fue recibido con una ola de júbilo y fe viva mientras recorría la plaza en el papamóvil. Besó a los niños con ternura, bendijo a los matrimonios y acarició a los ancianos, quienes entre lágrimas alzaban sus manos al cielo, tocados por la gracia de estar tan cerca del Santo Padre. Cada gesto del Papa fue una predicación silenciosa: un lenguaje de amor encarnado y tangible.

Durante la Santa Misa, León XIV pronunció una homilía llena de esperanza, fuerza y ternura. “Son las familias las que generan el futuro de los pueblos”, proclamó con voz firme. Subrayó que la familia no es sólo un núcleo social, sino el reflejo viviente del amor de Dios. “Todos hemos recibido la vida antes de quererla”, dijo, recordando que el ser humano no está hecho para vivir solo, sino en comunión, en relación libre, solidaria y fiel. A cada familia, el Papa confió una misión clara: ser signo de una “unión universal”, reflejo del Evangelio y del cuidado mutuo que nace del corazón de Dios.

La presencia de familias guatemaltecas dio un testimonio vibrante de la universalidad de la Iglesia. Entre los miles de peregrinos, un grupo de 34 personas de Guatemala se unió con fervor a la celebración. “¡Qué bendición vivir la Misa del Jubileo de las Familias con el Papa León XIV!”, expresaron emocionados. El ambiente era de fiesta espiritual: entre cánticos, oraciones y banderas ondeando, se veían múltiples enseñas guatemaltecas en la multitud, signo de una fe compartida más allá de las fronteras.

La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, instituida por el Concilio Vaticano II y celebrada este mismo día, encontró también eco en las palabras del Papa, quien llamó a utilizar todos los medios posibles para comunicar la verdad en caridad, y para transmitir el Evangelio con alegría. “La comunicación verdadera nace del amor y construye puentes de misericordia entre las personas y los pueblos”, señaló.

Así, en un clima de unidad, oración y esperanza, el Jubileo de las Familias fue un signo luminoso del amor de Dios en medio del mundo, recordando a todos que la Iglesia no camina sola: camina con las familias, que son su corazón vivo y su esperanza para el futuro.

¡Alabado sea Jesucristo en las familias que aman, oran y se donan cada día!