América Latina mira con esperanza la continuidad del legado del Papa Francisco

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Mientras el mundo entero reflexiona sobre el futuro de la Iglesia tras la partida del Papa Francisco, en América Latina —su tierra natal— resuenan con fuerza los valores que marcaron su pontificado: cercanía, reforma, justicia social, paz y amor a los pobres. Aunque los datos difundidos recientemente se centran en la opinión pública italiana, ofrecen una mirada que puede ser compartida por muchos fieles del continente latinoamericano.

Según una encuesta realizada en Italia, el 74% de los italianos desea un Papa que continúe en la línea pastoral y reformadora de Francisco, un pontificado que el 77% de los encuestados califica como “progresista”. Estos resultados, aunque reflejan una perspectiva europea, encuentran eco en América Latina, donde el pontífice fue visto no solo como líder, sino como un hermano: un pastor que hablaba desde la experiencia de una Iglesia en medio del pueblo.

En América Latina, el Papa Francisco fue especialmente valorado por haber traído al centro de la Iglesia temas que nacen del Evangelio vivido en las periferias: la opción por los pobres, el clamor por la paz, el cuidado de la creación, el rechazo a las armas y la denuncia de toda forma de explotación. Esos mismos valores aparecen entre las prioridades destacadas en el estudio: la paz, la lucha contra la pobreza y el “no al rearme”.

Para los pueblos latinoamericanos, estos no son solo ideales, sino realidades cotidianas. Las guerras silenciosas del narcotráfico, la pobreza estructural y el armamentismo extranjero han dejado heridas profundas en la región. Por eso, el mensaje de Francisco caló hondo: él hablaba no desde una teoría, sino desde el dolor compartido de los pueblos que buscan vivir en dignidad y justicia.

En cuanto a la nacionalidad del próximo Papa, el estudio muestra que el 60% de los italianos es indiferente a este aspecto, aunque aún hay cierta preferencia por un Papa italiano. En América Latina, sin embargo, la nacionalidad nunca fue el foco: lo que importa es que el nuevo sucesor de Pedro sea un hombre de fe, cercano al pueblo, humilde y valiente. Como Francisco.

El pontificado del Papa argentino no fue una excepción, sino un despertar. Dejó al mundo una Iglesia con puertas abiertas, una fe dialogante, una espiritualidad que no se encierra en sí misma. En este momento de espera, América Latina no pide un sucesor latinoamericano necesariamente; pide un sucesor del espíritu de Francisco.

En palabras del propio Papa: “Una Iglesia pobre para los pobres no es una utopía, es el Evangelio en acción”. Esa visión ha quedado sembrada en los corazones de millones en el continente. Que quien venga, venga a regar esa semilla con la misma ternura, valentía y verdad.