Guatemala celebra el Día de la Cruz y Amatitlán honra a su Niño con fe y tradición

🎧 Escucha este artículo usando la función de audio de Chrome:

1. Haz clic derecho en cualquier parte del texto
2. Selecciona "Leer en voz alta"
3. Si necesitas ayuda click aqui

 

En el corazón de Centroamérica, Guatemala se viste de flores y fervor para celebrar el Día de la Cruz, una de las expresiones más antiguas de la religiosidad popular, al tiempo que el municipio de Amatitlán rinde homenaje a su Niño de Praga, en una manifestación de devoción profundamente arraigada.

Como cada 3 de mayo, cruces adornadas con flores emergen en construcciones y hogares por todo el país. Esta tradición, que data de siglos, coincide con el inicio de la temporada de lluvias. Según fuentes históricas, los guatemaltecos adoptaron esta costumbre como una forma de pedir protección para sus casas y obras, así como para alejar los males provocados por la naturaleza.

En Amatitlán, localidad cercana a la capital, la celebración toma un carácter especial. El Niño de Amatitlán —también conocido como el Niño de Praga— es el centro de una de las festividades más singulares de Guatemala. 

La llamada Feria de la Cruz, con más de 200 años de historia, se convierte en un espacio de colorido, sonido y sabor con la quema de cohetillos, procesiones, ofrendas, actividades deportivas y la degustación de platos típicos como pepescas y mojarras del lago.

Uno de los momentos más emblemáticos es la procesión acuática del Niño. Sobre alfombras florales flotantes y en lanchas decoradas, la imagen es trasladada por el lago hasta el paraje conocido como “Sitio de los Órganos”, una formación rocosa donde permanece expuesta como en un trono natural hasta su regreso a la iglesia parroquial al atardecer.

El historiador Manuel Guerra señala que esta veneración podría tener raíces prehispánicas, sustituyendo el culto antiguo a un espíritu o nahual del lago. Excavaciones recientes hallaron figurillas de cerámica y piedra, probablemente elaboradas por la etnia maya Pocoman, que eran ofrendadas al agua.

La celebración del Día de la Cruz también resuena en otras regiones del país, especialmente en municipios como Santa Cruz (Alta y Baja Verapaz), Santa Rosa, Quiché, Chimaltenango, Comitancillo (San Marcos), Salamá, Salcajá (Quetzaltenango), y Santa Cruz del Milagro en la zona 6 capitalina. En estos lugares, la fiesta se vive con comidas tradicionales como el caldo de gallina criolla y los jocotes en miel, mientras se colocan frutas y aguardiente a los pies de las cruces como ofrenda.

Esta festividad tiene su raíz cristiana en el hallazgo de la Vera Cruz —la cruz en la que murió Jesucristo— por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, en Jerusalén. En Guatemala, esta conmemoración ha sido adoptada también como el Día del Albañil, en reconocimiento a quienes construyen y elevan los hogares del país, encomendando su labor a la Santa Cruz.

Guatemala, en este día, une historia, fe y cultura en una expresión viva que continúa transmitiéndose de generación en generación.