Santa Teresa de Jesús (de Ávila) Doctora de la Iglesia y reformadora del Carmelo
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La Iglesia universal se llena de gozo el 15 de octubre al celebrar la memoria de Santa Teresa de Jesús, también conocida como Santa Teresa de Ávila, una de las más grandes místicas y maestras de la vida espiritual en la historia cristiana. Su vida, sus escritos y su reforma del Carmelo dejaron una huella imborrable en la Iglesia y continúan siendo faro de luz para todos los que buscan una relación más profunda con Dios.
Infancia y vocación
Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada nació en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515, en el seno de una familia profundamente cristiana. Desde pequeña mostró un gran deseo de acercarse a Dios. De niña, soñaba con el martirio y con “ver a Dios lo antes posible”. Sin embargo, como ella misma cuenta en su Libro de la vida, con el paso de los años fue dejándose llevar por las distracciones del mundo, hasta que, a los veinte años, decidió ingresar en el convento de la Encarnación de Ávila, de la Orden del Carmen.
Conversión y encuentro con Cristo
Aunque llevaba ya varios años como religiosa, Teresa experimentó una gran lucha interior entre su deseo de santidad y las vanidades del mundo. Fue hacia los 40 años cuando vivió su gran conversión: un encuentro profundo con el amor de Cristo crucificado. A partir de entonces, su vida cambió radicalmente. Descubrió que la oración no era solo recitar fórmulas, sino una relación viva y personal con el Señor, “una conversación entre amigos”, como ella misma decía:
“No es otra cosa la oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.” (Libro de la vida, 8,5)
Reforma del Carmelo y fundación de los Carmelitas Descalzos
Impulsada por el Espíritu Santo, Teresa comprendió que el Señor la llamaba a reformar la Orden del Carmen, devolviéndole su espíritu de pobreza, sencillez y profunda vida de oración. En 1562 fundó el primer convento reformado, San José de Ávila, dando origen a los Carmelitas Descalzos. A pesar de las críticas, las dificultades económicas y las incomprensiones, Teresa nunca perdió la paz ni la confianza en Dios.
Su lema era siempre “Solo Dios basta”, expresión de una fe inquebrantable. A lo largo de su vida fundó 17 conventos de monjas y ayudó también, junto a San Juan de la Cruz, a establecer las primeras comunidades masculinas de Carmelitas Descalzos.
Maestra de oración
Santa Teresa es una de las más grandes maestras de oración que ha tenido la Iglesia. Sus escritos —Libro de la vida, Camino de perfección, Las moradas (o Castillo interior)— son verdaderos tesoros de espiritualidad.
En Las moradas, describe el alma como un castillo con muchas habitaciones, en cuyo centro habita Dios. El camino del cristiano consiste en avanzar, con humildad, amor y perseverancia, hacia esa habitación interior donde el alma se une plenamente con su Creador.
Ella enseñó que todos estamos llamados a esta amistad íntima con Dios, y que no hace falta ser sabio ni poderoso para alcanzarla, sino tener humildad, perseverancia y amor.
“Nada te turbe, nada te espante,
todo se pasa, Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza;
quien a Dios tiene, nada le falta:
solo Dios basta.”
Muerte y canonización
Santa Teresa murió en Alba de Tormes, en la noche del 4 al 15 de octubre de 1582, justo cuando el calendario gregoriano fue introducido en España. Sus últimas palabras fueron una ofrenda de total entrega:
“Al fin, muero hija de la Iglesia.”
Fue canonizada por el papa Gregorio XV en 1622, junto a otros grandes santos de su tiempo: San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Isidro Labrador y San Felipe Neri. En 1970, el papa Pablo VI la proclamó Doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer en recibir este título.
Actualidad de su mensaje
En un mundo agitado y distraído, Santa Teresa nos recuerda que el verdadero descanso y la verdadera libertad solo se encuentran en Dios. Su enseñanza sobre la oración y la vida interior sigue siendo actual y necesaria. Ella invita a todos los cristianos a cultivar la amistad con Cristo, a no tener miedo de la santidad y a confiar en la misericordia divina.
“Nada te turbe”, decía ella, porque sabía que solo en Dios está la firmeza del alma. Su vida es un llamado constante a la esperanza y a la confianza.
Oración a Santa Teresa de Jesús
Señor Dios,
que por tu Espíritu suscitaste en Santa Teresa de Jesús
el deseo ardiente de la perfecta caridad,
concédenos seguir sus enseñanzas
y gozar de su intercesión,
para que, ardiendo también nosotros en tu amor,
seamos morada de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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