¿Cómo se elige a un cardenal? Una mirada al proceso que forma parte del corazón del gobierno de la Iglesia
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Los cardenales de la Iglesia católica son los más cercanos colaboradores del Papa en el gobierno de la Iglesia universal. Su papel no es solo honorífico; está íntimamente ligado al servicio, la oración y, cuando llega el momento, a la elección del Sucesor de san Pedro. Pero, ¿cómo se elige a un cardenal? ¿Qué criterios se siguen? ¿Quién toma la decisión?
¿Qué es un cardenal?
Los cardenales son obispos —aunque no todos han sido consagrados como tales en el momento de su nombramiento— que han sido llamados por el Papa para formar parte del Colegio Cardenalicio. Su principal misión es colaborar con el Papa en el gobierno de la Iglesia y, llegado el momento de la sede vacante, elegir al nuevo pontífice en el Cónclave.
¿Quién nombra a los cardenales?
Solo el Papa tiene la autoridad de nombrar cardenales. Esta facultad le pertenece exclusivamente como Sucesor de san Pedro y cabeza visible de la Iglesia. El nombramiento se hace público durante un consistorio, que puede ser ordinario o extraordinario.
Previo al anuncio, el Papa se asesora —si así lo desea— con otros cardenales, con jefes de dicasterios de la Curia Romana o con obispos de diversas partes del mundo, pero no está obligado por ninguna norma a seguir recomendaciones. Él elige libremente, movido por criterios espirituales, pastorales y universales.
¿Qué criterios se consideran?
El Papa suele elegir a aquellos que se distinguen por:
- Fe sólida y vida ejemplar
- Sabiduría teológica y experiencia pastoral
- Lealtad a la Iglesia y al Sucesor de Pedro
- Servicio sobresaliente en diócesis, misiones o en la Curia Romana
Además, en los últimos tiempos, los Papas han dado gran importancia a la representatividad geográfica, nombrando cardenales de países que nunca antes habían tenido uno, como signo de la universalidad de la Iglesia.
¿Cuántos cardenales hay y cuántos pueden votar en un Cónclave?
Según el límite establecido por san Pablo VI y confirmado por san Juan Pablo II, el número de cardenales electores (los que pueden participar en un Cónclave) no debe superar los 120. Son considerados electores aquellos que tienen menos de 80 años al día en que se declara la sede vacante.
El número total de cardenales, incluyendo a los mayores de 80 años, suele ser superior a 200.
¿Qué ocurre cuando hay mas de 120 votantes?
Cuando hay más de 120 cardenales con menos de 80 años al momento de la sede vacante, todos ellos tienen pleno derecho a votar en el Cónclave. No se excluye a ninguno por haber excedido el número teórico. Es decir:
Si al morir el Papa hay 133 cardenales electores, los 133 entran en el Cónclave.
Esto no representa una violación del derecho canónico, pues el Papa tiene autoridad para nombrar a cuantos cardenales juzgue necesarios. El número de 120 es una norma disciplinar, no dogmática ni doctrinal. Puede ser superado si el Papa así lo decide, como ha sucedido varias veces en los últimos pontificados.
¿Por qué se mantiene esa cifra entonces?
La cifra de 120 se ha considerado un número prudente, especialmente por razones logísticas, de organización y por la deseada representatividad del Colegio Cardenalicio. Pero el mismo Espíritu Santo que guía a la Iglesia puede inspirar al Papa a ir más allá cuando las necesidades pastorales lo aconsejan.
¿Qué es el consistorio?
El consistorio es la ceremonia pública y solemne en la que el Papa crea nuevos cardenales. Durante el consistorio:
- El Papa anuncia los nombres previamente comunicados.
- Cada nuevo cardenal recibe el birrete rojo, símbolo de su disposición a derramar su sangre por Cristo si fuera necesario.
- Se le entrega el anillo cardenalicio y se le asigna un título o diaconía en Roma, signo de su vinculación al Papa como Obispo de Roma.
¿Se puede rechazar ser cardenal?
En teoría, sí. Aunque es extremadamente raro, un sacerdote o un obispo podría rechazar el nombramiento si tiene motivos serios. Sin embargo, el Papa puede insistir, y la obediencia a su decisión suele prevalecer.
Los cardenales no representan oficialmente a un país.
Aunque muchos estén profundamente vinculados a la Iglesia en su patria. En sentido canónico y eclesial, todo cardenal es parte del clero de Roma, porque su función principal es asistir al Papa, Obispo de Roma, en el gobierno de la Iglesia universal.
¿Por qué entonces se les asocia a países?
Porque muchos cardenales son obispos o arzobispos de diócesis en distintos países del mundo. Así, por ejemplo:
- El cardenal de Manila representa a la Iglesia local en Filipinas.
- El cardenal arzobispo de Buenos Aires representa la Iglesia en Argentina.
Pero no son "representantes políticos" de esas naciones, ni votan en nombre de ellas. Su voz en un cónclave o consistorio no es nacional, sino eclesial y pastoral.
Pero ¿entonces todos son clero romano?
Sí. Al ser creados cardenales, se les asigna un título o una diaconía en la ciudad de Roma, aunque simbólicamente. Eso los hace parte del presbiterio romano, el mismo cuerpo que, desde la antigüedad, tenía el derecho de elegir al Obispo de Roma, es decir, al Papa.
Por eso hay tres “órdenes” dentro del Colegio Cardenalicio:
Cardenales obispos: tienen un título asignado entre las antiguas sedes suburbicarias (cerca de Roma) o son patriarcas de Iglesias orientales.
Cardenales presbíteros: la mayoría; suelen ser arzobispos de diócesis importantes. Se les asigna una titulus, es decir, una parroquia romana.
Cardenales diáconos: muchos trabajan en la Curia Romana. Se les asigna una diaconía de Roma.
Así, incluso el cardenal que vive y sirve en Corea del Sur o en Kenia pertenece jurídicamente al clero de Roma al ser nombrado cardenal.
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