Papa León XIV acude por sorpresa a fiesta de cumpleaños

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El Papa León XIV realizó una significativa visita a la comunidad agustiniana del Colegio Internacional de Santa Mónica, a pocos pasos de su residencia en el Vaticano, para participar en un almuerzo íntimo el domingo 1 de junio. La ocasión: el 70.º cumpleaños del actual Prior General de la Orden de San Agustín, el Padre Alejandro Moral.

Esa misma mañana, el Papa había presidido una gran Misa Jubilar para familias en la Plaza de San Pedro. Pero fue esta reunión informal —una sencilla comida entre viejos amigos y religiosos— la que le dio un significado diferente al día. Dentro de la comunidad de la Via Paolo VI, rodeado de estudiantes agustinos de todo el mundo y profesores del Instituto Patrístico Augustinianum, León XIV reencontró no solo con un viejo amigo, sino con un capítulo de su vida que aún resuena profundamente.

El Papa y el Padre Moral se conocen desde hace más de cuatro décadas. Su amistad se forjó a principios de los años ochenta en Roma, donde ambos vivieron y estudiaron en el mismo Colegio Santa Mónica. 

En aquel entonces, Robert Prevost —el futuro Papa— cursaba estudios de Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino. Alejandro Moral se centraba en la Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico y en la Teología Dogmática en la Universidad Gregoriana. Jóvenes frailes, compartían una vida de clausura de oración, estudio y fraternidad: la clase de amistad que el propio San Agustín habría admirado: una amistad construida en unidad de mente y corazón, en la búsqueda conjunta de Dios.

Sus caminos se separaron en 1985. Recién ordenado, el Padre Robert fue asignado a la labor misionera en Chulucanas, Perú. El Padre Alejandro regresó a España. Años más tarde, en 2001, ambos se reencontraron en Roma durante el Capítulo General de la Orden. Cuando Prevost fue elegido Prior General de los Agustinos, nombró a Moral Vicario General, una colaboración que duraría doce años y marcaría el rumbo de la Orden. 

El vínculo entre ellos se profundizó al guiar a los Agustinos en una época de crecimiento y renovación. En 2013, cuando Prevost finalizó su mandato de liderazgo y regresó a su provincia natal en Chicago, Moral fue elegido como el 97.º Prior General. Al año siguiente, Prevost fue nombrado Administrador Apostólico —y posteriormente Obispo— de Chiclayo, Perú, por el Papa Francisco. Ambos continuaron recorriendo caminos paralelos de liderazgo, marcados por la memoria compartida, la confianza mutua y el ideal agustiniano de una vida comunitaria centrada en la verdad y el amor.

El almuerzo del domingo no fue un gran evento público, pero fue muy revelador. Al celebrar un cumpleaños, el Papa también celebró una hermandad que ha superado vocaciones cambiantes y geografías distantes. Fue un momento de alegría, reflexión y serena reafirmación de los valores que los unieron: la búsqueda intelectual, la profundidad espiritual y una vida en común arraigada en la Regla de San Agustín, donde nadie busca la verdad solo, sino que guía a otros hacia ella en unidad y humildad.

Para los estudiantes de Santa Mónica y la comunidad agustiniana internacional, la visita del Papa fue más que una simple aparición sorpresa. Fue un ejemplo vivo de fidelidad a las raíces, de cómo las amistades profundas pueden sobrevivir al peso del cargo y de cómo una vida de servicio, incluso en sus niveles más altos, sigue estando arraigada en lo humano y lo humilde.