San Pío de Pietrelcina: El fraile estigmatizado que tocó el Cielo desde la Tierra
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Cada 23 de septiembre, la Iglesia Católica recuerda con amor y reverencia a San Pío de Pietrelcina, sacerdote capuchino, confesor incansable, místico, portador de los estigmas de Cristo y hombre de profunda humildad. Más allá de las controversias que lo rodearon, su vida fue una continua oblación por las almas, ofrecida en la Eucaristía, en la confesión y en la cruz del dolor.
Infancia: el llamado desde Rabinal... perdón, desde Pietrelcina
Francesco Forgione nació el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, una pequeña aldea italiana en la región de Campania. Sus padres, Grazio Forgione y Maria Giuseppa Di Nunzio, eran campesinos humildes, pero profundamente creyentes. Desde niño, Francesco mostró una espiritualidad poco común: oraba constantemente, practicaba penitencias y afirmaba tener luchas espirituales con el demonio.
El deseo de ser sacerdote nació en él al ver a un fraile capuchino mendicante. A los 15 años, fue aceptado como novicio en el convento de Morcone, adoptando el nombre de Fray Pío.
Formación y ordenación sacerdotal
Su camino vocacional estuvo marcado por continuos problemas de salud, que lo obligaron a regresar varias veces a su hogar. A pesar de todo, fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910. En 1916 fue enviado al convento de San Giovanni Rotondo, donde pasaría el resto de su vida.
Fue allí donde comenzó su ministerio más profundo: la confesión, la dirección espiritual y, más adelante, el fenómeno místico de los estigmas.
Los estigmas: huellas visibles del amor crucificado
El 20 de septiembre de 1918, mientras oraba en el coro del convento, el Padre Pío recibió los estigmas de Cristo: heridas sangrantes en manos, pies y costado. Estos estigmas permanecieron visibles durante 50 años, hasta pocos días antes de su muerte.
Miles de personas acudían a San Giovanni Rotondo para ver al fraile que sangraba como Cristo, confesarse con él o simplemente recibir su bendición. Su sangre desprendía un fuerte olor a flores, un fenómeno conocido como “el perfume de santidad”.
La Santa Sede, ante la creciente fama, realizó investigaciones. Durante años, el padre Pío fue restringido de sus actividades públicas, prohibiéndole incluso celebrar misa con fieles o confesar. Sin embargo, las investigaciones nunca probaron fraude alguno. En 1933, fue rehabilitado.
Dones espirituales y fenómenos místicos
San Pío fue un alma privilegiada con múltiples carismas:
- Estigmas visibles durante medio siglo
- Lectura de almas y confesión profética
- Bilocación, siendo visto en diferentes lugares al mismo tiempo
- Sanaciones milagrosas, como la de Gemma di Giorgi, una niña nacida sin pupilas
- Combates espirituales contra el demonio, que lo golpeaba físicamente durante la noche
- Perfume inexplicable que muchos testigos asociaron a su presencia
- Transverberación, una gracia mística en la que su corazón fue "traspasado" por amor a Dios
Muchos de estos dones fueron objeto de investigación y también de controversia. Pero para quienes lo conocieron, era un santo viviente.
“La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios.”— San Pío de Pietrelcina
Casa Alivio del Sufrimiento: su obra más grande
En 1940, San Pío inició un proyecto que describió como “la obra más grande que Dios me ha confiado en la tierra”: la construcción de un hospital moderno para los pobres y enfermos, fundado en la caridad cristiana y la ciencia médica.
La Casa Sollievo della Sofferenza fue inaugurada en 1956. Hoy continúa siendo uno de los centros médicos más avanzados del sur de Italia y una obra viva del amor cristiano.
Los Grupos de Oración del Padre Pío
Durante la Segunda Guerra Mundial, fundó los Grupos de Oración, cuyo objetivo era sostener al mundo con la oración. A su muerte, ya existían más de 700 grupos. Hoy superan los 3,000 en todo el mundo.
Su muerte: “Jesús, María…”
El 23 de septiembre de 1968, luego de celebrar su última misa y confesar por última vez, el Padre Pío murió pronunciando el nombre de Jesús y María, a los 81 años.
Sus estigmas desaparecieron sin dejar cicatriz. El funeral duró varios días y fue asistido por más de 100,000 personas.
Canonización y legado
Beatificado por San Juan Pablo II en 1999
Canonizado en el año 2002, ante una multitud de más de 300,000 personas en la Plaza de San Pedro
Su cuerpo fue exhumado en 2008, incorrupto, y hoy se encuentra en el Santuario de San Giovanni Rotondo, que recibe millones de peregrinos cada año.
Una vida marcada por la cruz y la esperanza
San Pío de Pietrelcina fue perseguido, calumniado, y a veces incomprendido. Pero jamás dejó de orar, sufrir y ofrecerse por las almas. Fue un confesor exigente, pero lleno de ternura. Vivió la obediencia con humildad, incluso cuando era incomprendido por sus superiores.
“Haré más desde el cielo que lo que puedo hacer en la tierra.”
Y así ha sido. Su intercesión sigue siendo poderosa. Su figura sigue inspirando a sacerdotes, laicos, religiosos, médicos y personas de toda condición. El santo del Rosario, de la Confesión y del Sufrimiento ofrecido.
Frases célebres de San Pío de Pietrelcina
“Reza, ten fe y no te preocupes.”
“La oración es la mejor arma que tenemos.”
“Quédate conmigo, Señor...”
“Solo soy un humilde fraile que ora.”
“Dulce es la mano de la Iglesia, incluso cuando golpea.”
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